Wilde no se habría negado a ser icono gay

FOTO: YOLANDA CARDO
POR SERGI DORIA


BARCELONA. El 3 de abril de 1895, Óscar Wilde salió de su casa de Tite Street hacia el Tribunal de lo Criminal. Había demandado al marqués de Queensberry, padre de lord Alfred Douglas que en una nota le había llamdo «sodomita», por sus relaciones con su hijo. Comenzaba un escándalo que sacudió la Inglaterra victoriana y que acabó con el autor de «El retrato de Dorian Gray» en la lóbrega cárcel de Reading. En lugar de preservar su honor, Wilde fue acusado de sodomía. En el año 2000 su nieto, Merlin Holland, halló un manuscrito de la British Library que transcribía el juicio completo y que recoge en «El marqués y el sodomita». En aquellas vistas de Great Malborough Street, el dandismo wildeano pasó «de una eternidad gloriosa a una eternidad de infamia». Para Merlin, «esta versión fiel de su última aparición en público como hombre libre demuestra que su lucha, aunque insensatamente quijotesca, se libró con todo el estilo y la convicción que podíamos esperar de Óscar Wilde».

-¿Cómo asumió su familia esa herencia escandalosa?
-Para mi padre resultó muy difícil porque era un secreto a voces. Sabía que la gente lo sabía y que preferían no sacar el tema cuando estaban con él. Mi padre tenía otro apellido, pero padecía una tensión permanante, una situación complicada que hoy se resolvería de forma abierta y llevadera.
-Su libro recoge la primera etapa de los procesos. ¿Qué añade a versiones anteriores?
-Hasta ahora disponíamos de transcripciones condensadas. No aparecía la palabra «sodomita», se hacían circunloquios, o se aludía a hechos antinaturales. En términos porcentuales, las versiones anteriores sólo recogían una tercera parte del juicio.
-Se escucha la voz wildeana...
-La transcripción, en efecto, expresa una «tragedia real», no exenta de ironía. Los amigos ingleses y franceses de Wilde reconocieron que era la persona más elocuente, el conversador más excelso que habían conocido: contaba cuentos, hacía gala de su capacidad retórica... Y este proceso de 1895 es el único documento que registra una conversación suya y las acotaciones de la vista. Exuberancia oral ante un tribunal que le acabará condenando.
-¿Cómo era la Inglaterra victoriana ?
-Hipócrita. En aquella sociedad se producían muchos comportamientos homosexuales entre la crema de la aristocracia. Wilde les hizo un gran favor al «sacrificarse» en nombre de todos ellos.
-¿Le parece bien que se le presente como un icono gay?
-Se habría sentido satisfecho en ese papel, pero sería injusto encadenarlo a la inconografía gay, porque su obra depara muchos aspectos valiosos... Wilde es una personalidad muy apreciada y estimada por el lector heterosexual. En su obra encontramos guiños homosexuales, pero no la militancia de autores actuales. Si la gente simpatiza con Wilde, esto ayuda desterrar prejuicios hacia la homosexualidad.
-¿Y cómo se recibe su obra con el paso de los años?
-El gran público sigue admirando las piezas teatrales: hace cinco años Wilde pasó a formar parte del currículo de la Universidad de Oxford junto a los clásicos ingleses del XIX.
-Ha tardado en llegar el reconocimiento...
-Lo consideraban frívolo.
-Fueron dos años de condena y la muerte en París...
-Al salir de la cárcel Wilde era exconvicto, homosexual y estaba arruinado. Un paria: murió por la falta de oxígeno de la sociedad que le rodeaba.
*
Fuente: http://www.abc.es
*

0 comentarios: