Demoliendo armarios: el despertar de la adolescencia gay-friendly

A pesar de que los prejuicios siguen en pie, muchos jóvenes deciden romper con los estereotipos de otras generaciones y abren la puerta a las diferencias sexuales. En medio de canciones, novelas y publicaciones que reivindican la diversidad sexual, el arco iris de la multiplicidad se abre paso entre las nubes de la discriminación

Mientras Kathy Perry arranca suspiros y se hace rica con su tema I kissed a girl, donde relata una suerte de experiencia –por cierto, satisfactoria – lésbica, Cumbio, la blogger que se asume bisexual y publica fotos sensuales con “su chica”, se vuelve famosa. Al mismo tiempo, se multiplican las historias gays en la pantalla chica y grande y el discurso homofóbico empieza a estar “out”. Todo sucede con la vertiginosidad de los tiempos que corren pero, una mirada detenida indica, a las claras, que son los adolescentes quienes empiezan a romper con los estereotipos heterosexuales que aún resisten en las sociedades más abiertas y se empeñan en sepultar la diversidad sexual.

Emanuel Morales tiene 17 años y hace un tiempo está de novio con Yamil, ambos coincidieron en la misma escuela, la Mariano Moreno pero se habían conocido antes y se gustaron. Comenzaron a mandarse mensajitos y a los dos meses decidieron probar una relación que hoy viven entre sus amigos, compañeros y docentes. “Si soy gay, ¿qué?” se preguntó en diálogo con Rosario 3.com. “Decidimos ponernos de novios y vivirlo con naturalidad y nos aceptaron. Claro que siempre hay quienes discriminan pero son los menos porque todo depende de cómo uno se muestre. Además, cuando alguno te tira mala onda, cae muy mal al resto de los chicos”.

La seguridad de sus palabras retumba: “Tuve muchos problemas más graves que esto, no tiene importancia. Para mí que me digan gay no es una agresión, es como si a otro le dicen heterosexual, ¿dónde está el problema?”, continuó reflexionando. Emanuel aseguró que vive su relación sentimental con plenitud: “Si vos estás en un lugar para mejorar tu vida y la de los demás, ser gay no cambia en nada”, remarcó.

Consultado al respecto, Esteban Paulón, integrante de Vox Asociación Civil e impulsor del Área de la Diversidad Sexual municipal, observó: “En los últimos años se da un proceso de mayor visibilidad de la sexualidad en general, sobretodo en las y los jóvenes que la viven con menos carga de prejuicios que generaciones anteriores. Es común que chicas y chicos del secundario vivan su sexualidad en forma libre y autónoma. En el caso de la orientación sexual, esta mayor apertura, sumado a una creciente exposición referentes positivos de la diversidad sexual ha llevado a visibilizarla en los grupos de jóvenes”.

Para Martín Clappié, coordinador de los grupos de Jóvenes de Vox (espacios de reflexión y contención que se reúnen todos los martes a partir de las 18.30 y los sábados a las 17 en Entre Ríos 1791) “comparado con generaciones anteriores existe una mayor apertura, pero no es suficiente para lograr un ambiente de respeto hacia aquellos que eligen una orientación sexual no convencional (no heterosexual). De todos modos puede ser una puerta de cambio”.

“Un adolescente de las grandes ciudades de hoy se siente mucho más libre que hace quince años atrás. Pueden caminar por la calle sin que los detenga la policía, sin que otros adolescentes le den una golpiza. Pueden ir a bailar con sus amigos heteros a lugares de la comunidad LGBT sin mayores problemas. Tienen ante todo una diferencia de actitud respecto a los adolescente de antes, los primeros se animan a proyectar con formar una familia y llevar una vida visible en un entorno de respeto y aceptación real, mientras que los últimos ni nos atrevíamos a soñar con éste tipo de cuestiones”, agregó.

En carne propia

Exactamente, quince años atrás, Esteban Paulón era un adolescente que sufrió el estigma de ser “diferente”. “Creo que desde chico tenía en clara mi orientación sexual. Me llamaban la atención, me gustaban otros varones ya en séptimo grado, con los cuales vivenciamos las típicas experiencias homoeróticas. En la secundaria fue bastante complicado ya que fui centro de bromas y cargadas por mi orientación sexual. Evidentemente mis compañeros (todos varones, no es una escuela mixta) lo tenían más claro que yo”, ironizó al recordar.

A los apodos y chistes, Esteban los enfrentó con silencio y autocontrol de sus sentimientos. “En el secundario me gustaban algunos compañeros pero el clima era tan hostil que sólo atiné a hacer de cuenta que la sexualidad no era una parte de mi vida”, precisó. Incluso, llegó a tener novia. “Durante mi primera adolescencia la sexualidad nunca fue un tema del que se hablara. Pero, ya han pasado algunos años y me pude reencontrar con compañeros de primaria o secundaria gays y lesbianas. Vueltas de la vida”.

A diferencia de esos años y “sin generalizar porque todavía hay sectores en los cuales está muy arraigado el prejuicio, podría decir que hoy por hoy en casi todos los grupos de amigos y amigas hay algún integrante de la diversidad o algún conocido o conocida gay/lesbiana, lo que contribuye enormemente a derribar esos prejuicios”, analizó Paulón.

La escuela tiene mucho que aprender

Paradójicamente, los ámbitos educativos no van al ritmo de sus alumnos. A pesar de sancionarse la ley provincial 10.947 de educación sexual y la ley nacional 26.150 de educación sexual integral,”la enseñanza de educación sexual es un tema pendiente”, indicó Beatriz Argiroffo, docente de Historia y Formación Ética y Ciudadana y maestranda de la maestría El Poder y la Sociedad desde la problemática de Género de la Facultad de Humanidades y Artes.

“Sigue siendo un vacío que abre el camino del estatus quo, no modificar la inercia de las nociones que estructuran el “sentido común”, y que rondan en torno a la represión de la sexualidad, la heteronormatividad y la tramposa formulación de que lo que atañe a la sexualidad es privado. Constituye una abierta violación a los derechos humanos, al derecho a la educación”, sostuvo en contacto con Rosario3.com.

En base a su experiencia en las aulas, Agiroffo advirtió que “se tolera más la homosexualidad y el lesbianismo que a los gay y lesbianas de carne y hueso, sentados o sentadas en un banco o en la sala de profesores” y argumentó: “He sido testigo preceptores de una escuela comentando que el mal carácter de una profesora se debe a su hipotético lesbianismo; un preceptor que se entera de que un alumno es gay y cita a los padres para aconsejarles que lo lleven a un psicólogo; dos profesoras comentando negativamente sobre un alumno que es travesti porque usa accesorios femeninos.

Sin embargo, –diferenció – "del mismo modo he visto personal de la escuela conteniendo y acompañando a un alumno gay que había decidido ir a vivir con su pareja, frente a los conflictos familiares que había desatado esta decisión, y se escuchan voces en defensa del derecho de cada uno y una a ejercer soberanía sobre su propio cuerpo, como derecho de todos y todas”.

Similar visión tiene Clapié, gracias a su contacto con jóvenes de la diversidad sexual, a través de Vox. “Actualmente, la escuela no es un espacio de contención para aquellos jóvenes que comienzan a transitar en su adolescencia por el difícil camino de encontrarse con su identidad sexual. Se dan muchos casos de lo que se denomina "Bullying Gai" (hostigamiento por orientación sexual) y las escuelas no se encuentran preparadas para abordar éste tema de una manera integral que sea capaz de contener al adolescente, su entorno y su familia”.

Para la psicóloga Noelia Casatti, al frente del Área de Diversidad Sexual municipal, “aún falta mucho para erradicar la homofobia, la lesbofobia, transfobia y bifobia de las aulas, pero lo cierto es que se acercan al área solicitando material, o que participemos dando cursos a docentes o talleres, es decir que existen en la actualidad iniciativas para poder trabajar las sexualidades”, confió.

“Hicimos una encuesta sobre la percepción de discriminación en Rosario y observamos que en jóvenes y mujeres disminuían los mitos y prejuicios en relación a la diversidad sexual, atenuando la discriminación y facilitando la inclusión”, concluyó, dando una pauta de que el cambio comienza a despertar y que una sociedad diversa y anclada en el respeto por las diferencias es casi un posible.



Fuente: http://www.rosario3.com/