Entrevista a Ernesto Pimentel: Yo no me voy a morir todavía

Hace unos días, una vidente pronosticó su muerte.

Fuente: Diario El Trome
Ernesto Pimentel es un ejemplo de sacrificio. Cuando se enteró que era portador del VIH, fue a preguntar cuánto costaba un ataúd. Han pasado muchos años y se ha convertido en un abanderado en la lucha contra el Sida.

Ernesto, ¿cómo te contagiaste el VIH?
Alguien cercano a mí, al parecer, había estado con personas que tenían el virus, pero nunca me contó esa historia. Un día llegó y me dijo que se había hecho un análisis por un problema de salud y que sospechaba, pero no tenía la certeza. Tuve que hacerme la prueba en el hospital 'Carrión', fui solo y me dijeron que tenía VIH.

Estamos hablando de Alex Brocca, ¿no?
Es algo muy doloroso para mí. Él se dejó morir. Cuando Brocca estaba muriéndose, me mandó a llamar y yo no quería ir porque iba a estar la prensa. Ya le había ofrecido medicamentos, pero no los aceptaba. Cuando lo hizo, él ya tenía cáncer. Fue su decisión. Pero fui donde él. Rezamos juntos, a las dos horas entró en coma y murió. El mayor daño que me hizo es quitarme la opción de tener un buen recuerdo de él. Yo lo perdoné, pero ya no es parte de mi vida. Ya no está y merece el descanso. Espero que esté bien.

¿Te cuidabas?, ¿usabas condón?
Yo no hablo mucho de mi vida privada, ni antes ni ahora, pero quiero dejar algo zanjado. Yo venía de un ambiente religioso, alejado de cualquier tipo de situación de riesgo, pero el virus se apareció en mi vida. Nadie está a salvo.

A lo que voy es si tenías una vida un tanto promiscua...
No, nunca. Yo he tenido en mi vida dos relaciones de muchos años. La primera persona sigue siendo alguien cercano a mí.

¿Cuál fue tu primera reacción cuando te dieron el diagnóstico positivo?
Me fui caminando desde el hospital hasta el óvalo donde venden cajones y pregunté cuánto costaban. Saqué la cuenta y vendiendo todas mis cosas no 'me alcanzaba para morirme'. Era sólo un chico de 21 años que vivía en un cuarto alquilado.

¿Creías que te ibas a morir en ese momento?
Por supuesto y aún lo sé. No nos equivoquemos, el VIH acorta mis expectativas de vida. Tu calidad de vida baja, por eso las personas no deben tomar este tema a la ligera. Y que además no se 'reinfecten', porque si eres portador, el virus se modifica y se puede hacer más fuerte.

Pero aún así decidiste luchar...
Claro, lo siguiente era tratar de curarme, y me vino una enfermedad, me dolía la zona intercostal enormemente. Yo venía de trabajar en 'Cáritas', donde era portero, dormía en un carro, vivía en un pueblo joven. Tenía que seguir adelante, no tenía otra opción porque no estaba ni para morirme.

¿No podías procurar algún tipo de apoyo económico en ese momento para tu enfermedad?
Cuando fui a la asistenta social para que me exoneren de unos análisis, me dijo "pero si tú eres tan guapo, tan hombrecito, cómo te ha dado esta cosa". Ahí entendí que realmente era grave la ignorancia de la gente. Luego fui a que me vean y el médico -sin consultarme- hizo pasar a 9 estudiantes y yo, estando allí, sin polo, muerto de frío, me usaron como si fuera un 'maniquí'. Me sentía 'descartable', fue horrible. Así que decidí seguir luchando por mi cuenta.

¿Usaste retrovirales desde un comienzo?
Yo no usé retrovirales hasta que me hice famoso. Por un lado, no tenía dinero y, además, no me controlaba. Me sentía bien y no iba a las citas, sólo se me iba la voz a veces. En Panamericana yo tenía seguro, pero no lo usaba. Tenía miedo, no por mí, sino por mi carrera, hasta que me dio una neumonía y otras enfermedades.

¿No te pasó por la cabeza suicidarte?
Mira, es que el tema era cuánto costaba el cajón. Si me mataba, no había ni quién me entierre. Yo vivía solo. Pero yo creo en Dios y sabía que si me había equivocado, él me podía dar otra oportunidad. Así que como tenía poco tiempo, debía hacer más cosas, quería hacer de mí alguien. Ya estudiaba actuación.

¿Entonces, no pensabas en la muerte?
Lo pensaba como algo inminente, pero no como una barrera para seguir luchando. Yo soy un tipo que a los 11 años se encontró solo, no tenía quién me ayude. Cuando llego a Lima encuentro un cuarto de dos por cuatro, donde dormíamos todos en un altillo y mi abuela pedía plata para que no la desalojen.

¿Cuando te enteraste se lo contaste a alguien?
No se lo dije a nadie. La primera vez fue cuando lo confesé ante una cámara de televisión en el programa 'Chola de Miércoles'. Yo solamente me sentía responsable hacia el cariño del público. No me preocupaba mi sexualidad, porque yo nunca he hecho escarnio ni apología de mi opción sexual ni de la de nadie.

¿Por qué dijiste, entonces, que eras portador?
Yo me sentía cuestionado desde otro canal para que diga si era gay o no, porque se iba a escribir un libro sobre eso. Yo no me sentía avergonzado de mi historia, si no de no poderle decir a la gente que tenía un problema de salud. Me sentía chantajeado. Yo mandaba a comprar mis medicamentos por medio de Miluska (amiga y manager), no iba en persona.

¿Fue el momento más difícil de tu vida?
Por supuesto. Ufff. sentía un vacío en el estómago. El camino más fácil para mí era negarlo, pero decidí decir la verdad. Era como un sueño que no estaba viviendo. Pero no me arrepiento, pues muchas personas que quieren seguir viviendo, a veces, me mencionan.

¿En qué momento empiezas a tomar los retrovirales?
Tuve acceso a los medicamentos recién cuando fui a una clínica haciendo un cuadro de Sida. Tenía varias enfermedades que me llevaron a estar al borde de la muerte y eso fue lo que no me hizo debutar con 'Chola de Miércoles'.

Y a tu abuela, que siempre está a tu lado, ¿no se lo dijiste?
Ni se lo voy a decir nunca. Hasta ahora, cuando me habla del tema yo le digo 'no, abuelita, la gente habla sonseras'. Y la cargo y nos reímos y salimos a caminar. Ella ya tiene 92 años y no lee periódicos, es ciega. Creo que no es que no lo sepa, sino que por su corazón de madre no lo asume. Además, me ve tan fuerte que no lo cree.

En este momento, ¿has controlado el virus?
Eso no ocurre ni va a ocurrir, no se equivoquen. Lo que hacen los retrovirales es reducir el virus a cero. Si ahorita me hago un test podría tener un resultado negativo si es una prueba simple, pero aparece si me hago una carga viral. El virus se puede aletargar y busca momentos para rebrotar, pero no desaparece.

¿Estás tomando tus medicamentos actualmente?
Por ahora, no. Este año, antes de empezar el circo, me puse muy mal. Un medicamento me hizo daño y tuve una especie de pancreatitis que es muy grave, y fui a mi conferencia de prensa y dije que me había caído, porque 'la función debe continuar'. Entonces tengo ya 4 meses que no tomo los retrovirales para ver qué medicamento me está afectando. Felizmente, como estoy bien, mi cuerpo me permite este lapso.

¿Has sufrido algún tipo de discriminación?
En realidad la gente me quiere, me saludan, me abrazan, los niños van al circo a verme. Pero sí hay discriminación, por ejemplo, ahora que he estado actuando como artista en Panamá, un diario me pone que fui a dar mi testimonio como enfermo de VIH. También es discriminación cuando Beto Ortiz dice que yo no tengo Sida. Una vez también me invitaron a un evento a Estados Unidos y en la embajada me dijeron que yo no podía tener la visa de 10 años que tengo por ser enfermo de VIH, y ahora debo renovarla cada año.

¿Cómo ha cambiado tu vida?
Vivo pensando más en las cosas que hago. Para mí la vida es un préstamo y le saco utilidades. Siempre me digo 'qué puedo hacer para ayudar a alguien'. Quiero hacer más cosas.

¿Tienes miedo a la muerte?
Yo no pienso en eso. Te aseguro que no me voy a morir. Aún voy a 'enterrar' a mucha gente. No tengo más certeza que tú de cuánto vas a vivir. ¿Acaso tú sabes cuánto vas a vivir? Simplemente vivo una condición que me acerca más a eso. Pero tú y yo nos vamos a morir el mismo día, que es el día menos pensado. Sólo me da pena no tener más tiempo para hacer más cosas.

¿Alguna vez te dio vergüenza ser portador de VIH?
¿Por qué? Esta es una enfermedad, es como el cáncer de cuello uterino u otra. Aparte, tú no tienes que andar por ahí diciéndole a la gente tu diagnóstico. Más bien me da vergüenza que la gente diga 'fulanito tiene una rara enfermedad' o que usen esto para insultarse. Esto es algo muy delicado.

Por Eduardo Abusada Franco
Tomado del diario "El Trome" virtual