La Habana en version gay

Mi querida Ofelia,

La revista "Paris Match"edicó cuatro páginas a un amplio artículo escrito por Arnaud Bizot, cuyo título es : “La Havane version gay. ¡Cuba (pas)* libre!”

Te traduzco el primer párrafo del artículo: “Sin ninguna duda, es el paraíso para los turistas occidentales. Pero para sus habitantes, la vida sigue siendo un infierno. Sin embargo, los cubanos aman, ríen, bailan, beben y hacen fiestas... Y la represión no disminuye. Son ahora de nuevo los homosexuales, los que son víctimas de todo tipo de vigilancias y de constantes acosos. Nuestro reportero acompañó a grupos de jóvenes, en la euforia de las fiestas clandestinas y también compartió con ellos la angustia y la falta de esperanzas. La Habana, es hoy como nunca, un triste trópico.”

Varias fotografías ilustran el artículo. Dos de ellas fueron tomadas en el centro cultural de Santa Clara, “El Mejunje”, al pie de ellas se puede leer: “ lejos de la capital, la tolerancia hacia la comunidad gay es mayor”.



Cinco fotos fueron sacadas en el Malecón, en una dos jóvenes gays se divierten (“Enamoramiento gay en el paseo más célebre de Cuba, frente a una de las dos fortalezas que dominan la entrada del puerto”); en otra, un grupo de tres jóvenes duerme la siesta sobre el muro ( “Por dormir sobre el muro se puede correr el riesgo de ser arrestados por homosexualidad”).

En otra, unos policías acompañados por perros pastores alemanes controlan a unos jóvenes (“Omnipresente, la policía considera como sospechosos a todos los chicos que se reúnen”). Una foto muestra a un travestí rubio vestido de novia (“Los amigos de Ángel, travestí de 22 años, festejan su ‘matrimonio’ ilegal pero tolerado”).

El periodista galo narra como llegó en un viejo Mercury de los años cincuenta junto a cinco jóvenes, hasta una finca a unos 15 kms. de La Habana, en donde asistió a una fiesta gay clandestina. Se pagan dos dólares por persona por el viaje, más un dólar por entrar a la fiesta. Había unos 400 jóvenes gays, algunas chicas y travestís. Se podían comprar cervezas y refrescos a chicos que los sacaban de grandes tanques con hielo. Los jóvenes se ponían de acuerdo para comprar los litros de Havana Club, que después pasaban de mano en mano, para tomar el ron a pico de botella. Todo se paga en dólares. Se habían puesto de acuerdo en el Malecón, cerca del Hotel Nacional, como cada sábado hacia las 11 p.m. A esa hora numerosos taxis clandestinos se detienen y les dicen en que lugar será la gran fiesta ese día.

Desde que el régimen cerró los lugares de reunión de los gays de la capital cubana como el Rex, el Turf o el Karachi, ellos se reúnen en las fincas, sobre la hierba, con el cielo caribeño como techo. Uno de los organizadores explica al periodista que se le paga 150 dólares ( una verdadera fortuna en Cuba), al dueño de la finca por el alquiler durante una noche y se le garantiza que no habrá escándalos. Los asistentes no buscan broncas, son estudiantes, artistas, intelectuales anónimos, etc., que les gusta divertirse y no pueden ir para ello a ningún lugar en La Habana.

A continuación el periodista cuenta otra fiesta gay en una gran mansión ( no dice en qué barrio tuvo lugar, pero aparentemente fue en el Vedado o en Miramar), con un desfile de travestidos en Mylène Farmer, Prince y Michel Jackson entre otros. Se bailaba en el sótano para que no se escuchara la música desde la calle. Si la policía lo descubre, los propietarios de la casa podrían ser condenados a pagar una multa de dos mil dólares, su casa confiscada y quizás terminarían en la cárcel. Pero a los policías cubanos se les puede corromper fácilmente por medio de los dólares.

Siguen muchos ejemplos de gays que han pasado por las prisiones por cualquier motivo, como pasear de madrugada por el Malecón, travestirse, asistir a una fiesta gay clandestina, etc. Los jóvenes gays buscan a los turistas y les hacen numerosas preguntas sobre cómo es el mundo fuera de la isla. Ellos viven traficando c.d., d.v.d., piezas que permiten captar la televisión de Miami, etc.

Pero según « Paris Match », las agresiones contra los turistas gays en La Habana siguen aumentando. En el 2005 ocho de ellos fueron asesinados.

El galo pasa a entrevistar a algunas lesbianas, las cuales confrontan los mismos problemas que los chicos gays, a los cuales se agrega el machismo de los hombres heterosexuales cubanos.

Un gay cubano llamado Ronald declara: “Esta represión es muy hipócrita. Los restaurantes, las piscinas de los hoteles y otros lugares públicos por suerte no son controlados. Los turistas que tienen relaciones con los cubanos alquilan legalmente habitaciones en las casas particulares. Cada vez vienen más a Cuba”.

Y así van las cosas por la Isla del Dr. Castro.

Un gran abrazo,



Fuente: http://www.cubanuestra.nu